Los Estados Unidos es uno de los dos países de América del
Norte. Este limita al Norte y noroeste con Canadá, con unos ocho mil
ochocientos noventa y tres km, al este es bañado por las aguas del Océano
Atlántico, al suroeste con el estrecho de la Florida, al sur con el Golfo de
Méjico y con tres mil ciento cuarenta y un km de fronteras con México, al Oeste
con el Océano Pacífico
Si bien el inicio de la historia de los Estados Unidos de
América sigue siendo objeto de debate entre historiadores, puede decirse que
ésta comenzó a partir de la colonización británica de Norteamérica,
protagonizada por inmigrantes británicos que fundaron por oleadas, entre los
siglos XVII y XVIII, Trece Colonias en la costa atlántica del subcontinente
norteamericano, ubicadas al este de los Apalaches, entre las posesiones
francesas del Québec y la Luisiana.
Después de un ingreso pacífico de los colonos, las guerras
contra los franceses al norte obligaron a la creación de cuerpos de ejércitos
coloniales, una de las primeras expresiones de identidad nacional. Más tarde, y
fomentados por las ideas de los enciclopedistas franceses, vinieron las
sublevaciones como el Motín del Té en el puerto de Boston (1773). Las medidas
represivas del gobierno inglés provocaron el inicio de la Guerra de
Independencia. Los colonos formaron un ejército de milicianos que se pusieron
bajo el mando de George Washington, quien tuvo problemas para equipar a sus
hombres con armas y municiones, además de que no disponía de una flota para
combatir a la del imperio británico, por lo que pidió ayuda a Francia, país que
recién salía de la Guerra de los Siete Años y que accedió a ayudar a las
colonias británicas en su emancipación.
La revolución estadounidense se inició con las tensiones de
menor importancia entre la falta de representación política de los colonos
norteaméricos en el parlamento británico y progresivamente se intensificó
cuando Gran Bretaña aplicó impuestos a los colonos para saldar la deuda
acumulada de la Guerra de los Siete Años. La revolución culminó con la Guerra
de la Independencia que dio lugar a la proclamación de los Estados Unidos de
América.
La principal causa de este conflicto fue el sentimiento de
marginación por parte de los colonos, que aportaban riquezas e impuestos a la
metrópoli, impuestos que se incrementaron a partir de 1765, año de imposición
de la Ley del Timbre (Stamp Act), para sufragar los elevados gastos que a
Inglaterra le había supuesto la Guerra de los Siete Años. Las colonias creían
injusta su obligación de pagar impuestos a la metrópoli sin tener
representación política en el parlamento de Londres. Esta situación hizo que
desde mediados del siglo XVIII aumentara la creencia de que no hacía falta la
fuerte dependencia de Inglaterra. Los colonos hicieron un llamado al gobierno
británico para que permitiese que las colonias tuviesen una representación
política en el parlamento, pero estas peticiones les fueron negadas en
repetidas ocasiones. "Ningún impuesto sin representación" (No
taxation without representation) se convirtió en el lema de los colonos
insatisfechos.
Después de esta segunda guerra, Estados Unidos gozó de un
período de rápida expansión económica, sobre todo a partir de la colonización y
expansión hacia el Oeste. Ya a fines del siglo XVIII se había iniciado el avance
imparable de los colonos, bien desde los trece estados originales (las antiguas
trece colonias que están representadas en las trece barras de la bandera
estadounidense) o directamente desde el continente europeo. Por lo general, se
trataba emigrantes anglosajones (irlandeses, escoceses, ingleses y galeses) y
de otros países de la Europa Central y Occidental (principalmente alemanes).
Muchos de estos inmigrantes viajaban desde Nueva York y Filadelfia hacia la
parte oriental del estado de Pensilvania, donde se construían en el hoy
conocido como Dutch Country las carretas de gran tamaño tiradas por mulas que
se conocían como «Conestoga Wagons»
El Derecho de los Estados Unidos de América es un sistema
que deriva en gran medida del Common Law (Derecho anglosajón) que estaba
vigente en el Derecho de Inglaterra en la época de la Guerra de la
Independencia.1 Actualmente la ley suprema del país es la Constitución de los
Estados Unidos, y bajo el principio de supremacía constitucional, las leyes
aprobadas por el Congreso y los tratados en que Estados Unidos de América sea
parte, suponen el siguiente escalón de la jerarquía de fuentes del Derecho.
Éstos forman la base para las leyes federales bajo la constitución federal en
los Estados Unidos, estableciendo los límites de la legislación federal y de
las leyes en los cincuenta estados y otros territorios del país.
En los Estados Unidos, el Derecho se deriva de cuatro
fuentes: la Constitución, las leyes, los reglamentos, y el Common Law (en el
cual también se incluye la jurisprudencia o case law). La fuente más importante
es la Constitución de los Estados Unidos, quedando todas las demás fuentes
subordinadas a esa norma. Ninguna ley o reglamento puede contradecir lo
dispuesto por la Constitución de los Estados Unidos y, por ejemplo, si el
Congreso ratificase una ley cuyo contenido estuviese reñido con la Constitución,
la Corte Suprema puede establecer que dicha ley es inconstitucional y
declararla nula.
El Derecho inglés fue introducido en el Derecho de los
Estados Unidos a través de diversas vías: la primera consiste en que todos los
estados de los Estados Unidos, a excepción de Luisiana, promulgaron leyes de
"recepción" del Derecho inglés, en las cuales normalmente se
establecía que el Common Law de Inglaterra (y en especial el proveniente de la
jurisprudencia) sería la ley del estado siempre que no fuese contraria a las
leyes locales o a las condiciones indígenas. Algunas de dichas leyes establecen
una fecha concreta para la entrada en vigor del Derecho inglés en la zona (por
ejemplo, la fecha de fundación de la colonia), mientras que otras son
deliberadamente vagas en ese sentido.5 Por todo ello, los tribunales
contemporáneos de los Estados Unidos a menudo citan casos previos a la
Revolución de Independencia cuando discuten la evolución de un antiguo
principio de Common Law, como por ejemplo ocurrió con el incremento histórico
de la responsabilidad impuesta al transportista sobre los bienes transportados.
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